
Una oveja perdida, en medio de la noche en el campo, la luna y las estrellas se escondieron detrás de las nubes, el recio viento y el estruendo de los cielos, le hacia correr, la lluvia incesante junto al frió hacia desaparecer las colinas, más la esperanza se volvía agonía y las ganas de vivir se cambiaban por muerte… Muerte que no llegaba pronto, la mirada fija de un león hace que esta ovejita retorne la esperanza de vivir y corre, correr, corre, y escucha a menos de siete metros la voz del pastor, que le decía donde estas ovejita mía, yo soy tu salvador, el que murió en la cruz por ti, te amo mi ovejita corre hacia mi, salto a los brazos del pastor y en sus brazos se refugio acariciándola con sus manos , la ovejita observo que sus dos manos estaban heridas, al llegar a una cueva, el fuego el lugar ilumino, el pastor quitaba sus sandalias y la ovejita noto que sus pies estaban heridos, enseguida el pastor se inclino a tizar el fuego, y su costado descubrió y estaba herido, la ovejita lloro y entendió que aquel pastor su vida dio por salvarla…..
JUAN CARLOS GRANADO